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AMFAv "EN EL DESPACHO" (JMS)



LÍDERES VETERANOS DE COMISIONES OBRERAS RECUERDAN LA CLANDESTINIDAD




Ayer, 10 de febrero, llegó a mis manos
   un manojo de antiguos reportajes y entrevistas
realizados entre los años 1980-2000. Entre ellos la
 mesa redonda que organicé con históricos líderes
 de  Comisiones Obreras,el Sindicato del Partido 
Comunista, para el periódico Sant Andreu Expréss. 
Como homenaje a aquellos hombres que lo
dieron todo, he rescatado el siguiente trabajo.



Periódico Sant Andreu Expréss. Enero de 1988.

Ana Mª Ferrin



      
                                 Doce años después de la muerte de Francisco Franco, la lucha contra la dictadura constituye no tan sólo un recuerdo, sino también el ejemplo de quienes haciendo dejación de intereses privados lo dieron todo por la colectividad. Este periódico ha reunido en una mesa algunos militantes de Comisiones Obreras, dejando aflorar un pasado que aún está reciente.




 Francisco Téllez, residente en Santa Coloma de Gramanet, fue torturado por la policía franquista.
 (Arch. CCOO). El reportaje y las imágenes originales se han reproducido en varias ocasiones.  




Antiguo Penal de Burgos




Cárcel Modelo de Barcelona

LA TORTURA, PRÁCTICA DEL FRANQUISMO CONTRA LOS SINDICALISTAS DE CC.OO.



Publicado en Sant Andreu Exprés. Enero 1988

Reproducido en Gaudí y Más. 11 de febrero de 2017

                    
  

                                      El año que se nos fue, el primer Secretario General de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, pasó a la reserva. Poco antes de su retiro, prologaba una extensa recopilación documental sobre la lucha que acabaría consolidando el sindicalismo democrático en el país. Entre sus líneas, se leía: - Confesamos que hemos luchado, que tenemos historia viva y vivida. Pero, ¿hemos valorado lo suficiente que la historia, si no queda escrita, no basta?

   En esa realidad anónima, la de aquellos en quienes poco o nada se detendrá la posteridad, tuvo un destacado papel Barcelona, en concreto el distrito de Sant Andreu con las factorías de La Pegaso y La Maquinista. Hombres y mujeres, unos vivos, otros ya sólo en el recuerdo de sus familiares y compañeros, colaboraron en ese trabajo como lo hicieron otros muchos. Hemos escogido a tres representantes de tres épocas, tres etapas y una misma idea: el sindicalismo democrático. Son, el barcelonés de la calle Mascaró, Vicente Faus, el cordobés del barrio de la Prosperitat, Gabriel Márquez, y el sevillano Francisco Puerto, de la calle Pi y Molist.

  Max Gallo en su Historia de la España franquista había reseñado que el salto a la luz de la unión trabajadora de posguerra se produjo en el País Vasco (1956) y en la mina La Camocha, de Asturias (1957). Pero ya en la Barcelona de 1951 había prendido su mecha una revuelta feroz contra la subida de 50 céntimos en el precio del tranvía, avivada en 1958 con la huelga de La Pegaso en apoyo a los compañeros del norte. En primera línea de los dos sucesos figuraba Vicente Faus, que por entonces estaba al cargo de una estafeta clandestina en la misma calle Mascaró.

  En ella se recibía la primera propaganda organizada contra el régimen, venida desde Francia en una maleta provista de doble fondo. Las impresoras manuales vietnamitas (*) fueron el próximo paso, seguidas de multicopistas escondidas en lugares tan impensables como el viejo bidón que parecía abandonado en un patio, o tan increíbles como la máquina montada por unos afiliados a C.C.O.O en el Instituto Mental del Paseo Verdún. Para ya, rizando el rizo del atrevimiento, funcionar desde el mismísimo Penal de Burgos, desde donde salieron durante tiempo y tiempo los comunicados impresos.   

  La rapidez periodística dejaba pasmados a los responsables políticos de la época, porque cualquier situación represiva en una fábrica o en la calle era rápidamente transmitida por teléfono al encargado de imprimir y, a la mañana siguiente, gran parte de la ciudad aparecía regada de cuartillas contando el suceso. Todo esto dejando de lado anécdotas increíbles, porque había impresores a los que debía entregársele el texto escrito, ya que siendo analfabetos (como era el caso de Aurelio Molinos, del barrio de la Guineueta) sólo su gran inteligencia natural les permitía hacer el trabajo copiándolo visualmente. Por lógica, el trasiego de escondrijos seguía con los paquetes de octavillas, ocultos entre los cañaverales de la hoy calle Prim o los campos de lo que ahora llamamos Valle de Hebrón, aprovechando el barullo de la carga y descarga de los mercados para recoger y entregar los  paquetes.

   Convertidos en unos expertos del camuflaje no puede extrañar que en muchos comedores comunistas de los años 40 y 70 no faltara un Santo Cristo en el que se introducía finamente enrollado el periódico Mundo Obrero, por lo cual a a la imagen llegó a llamársela El Cristo de Comisiones.

   Los tres contertulios son unánimes al comentar el importante papel jugado por muchas iglesias al facilitarles un local para las reuniones, que estaban prohibidas. Gratitud al párroco de la iglesia de la calle Dos de Mayo-Mallorca, quien un día cerró con llave después de apagar las luces y salió tan fresco entre la policía que tenía rodeada la manzana, logrando alejar la atención del grupo que quedaba dentro, escondiendo a toda prisa en la parte posterior del altar documentación suficiente para que les hubieran formado un Consejo de Guerra a todos los comisionistas.

  Va su recuerdo para el ex-Conseller de Treball de la Generalitat, Joan Rigol, por haberles permitido llevar a cabo asambleas en la parroquia de la Avenida Virgen de Montserrat en los tiempos en que fue su párroco. Pero sobre todos destaca el mítico Padre Botella. Él fue una hoja aparte en el tomo sindicalista catalán, ya que ofreció la iglesia de Buen Pastor a los líderes de La Pegaso después de la famosa huelga, llegando a reunir hasta cincuenta personas en el mínimo recinto con alto riesgo para su seguridad, en una época en la que ser detenido por subversivo no era ninguna broma.

      

 ESLOGAN TURÍSTICO


                     Vicente Faus, nueve años de prisión más otro de exilio, con 60 años y aún en la brecha, acuñó con otros detenidos un eslogan turístico paralelo al que circulaba masivamente en aquellos días por los medios de comunicación, que decía así: -Conozca España a través de sus prisiones. Barcelona y la cárcel Modelo, Madrid y la de Carabanchel, Soria, Burgos, Zaragoza, (coincidiendo con Jordi Pujol, (**) )-, fue su propio itinerario. Lo molieron a palos y le sometieron a tácticas de interrogatorio que luego conoceríamos en versión literaria a través de relatos de exiliados latinoamericanos. El Quirófano, el Pato, el Submarino, la Barra, la Goma, etcétera, tuvieron buen caldo de cultivo en estos rojos que hoy sienten pudor al contar sus experiencias.

   Estamos en tiempos democráticos en los que camaradas más jóvenes miran con escepticismo y extrañeza al veterano cuando se le escapan comentarios sobre torturas. Pero estos hombres las sufrieron y a fondo. Dos días en cuclillas esposadas las muñecas bajo las corvas como fin de fiesta a una sesión de interrogatorios, es una buena prueba para la firmeza de unas convicciones y ahí se muestra cuanta fuerza moral posee un hombre como Vicente Faus, que fue capaz de soportar todo -todo- antes de confesar. ¿Y confesar qué? Pues algo de una simpleza tal que parece increíble que pudiese desatar una violencia policial de ese calibre: el hecho de estar afiliado a un partido o un sindicato democrático. O lo más grave, delatar a otros compañeros que compartieran sus ideas.

  El representante más joven de la reunión, Francisco Puerto, 40 años, da un giro con una anécdota que podría ser cómica si olvidáramos que quien la cuenta perdió media dentadura y arrastra múltiples secuelas a resultas de las palizas en comisaría: 

  - Fue antes de pasar cinco años preso. Me estaban moliendo a hostias y preguntaban constantemente lo mismo: - Vamos, confiesa que eres del Partido, y yo, erre que erre, contestando: -Claro que soy del Partido, soy del Betis, yo soy del Betis manque pierda, y ¡zás!, hostia que te crió, va y viene. Hasta que me dejaron por imposible, porque se ve que mi tono acabó por hacerles dudar de si se habrían equivocado conmigo. Pero eso fue la primera vez que me cogieron. La segunda ya me estaban esperando y aquello, con el submarino y otras cosillas -se detiene haciendo una pausa en blanco y continúa-, fue para no contarlo. ¿Cómo aguanté? Yo me planteé una cosa: -¿Voy a hacer sufrir a alguien lo que yo estoy pasando? Y esa convicción me ayudó a resistir y no dar nombres.
                            
  Su traslado de penal en penal podría ser una crónica de los avatares de aquella época. Se le detuvo por la búsqueda del gabinete laboralista de Alberto Fina. Vivió el proceso 1.001. La muerte del Presidente del Gobierno, Carrero Blanco. El atentado a los abogados de Atocha. Sufrió prisión junto a Salvador Puig-Antich y pasó una verdadera angustia en la prisión de Carabanchel la noche de la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, oyendo como los cerrojos se abrían y cerraban, escuchando los gritos de la extrema derecha formando piquetes en las cercanías para entrar a por ellos. Una situación de una tensión tal, que decidió a dos funcionarios a entregarnos dos pistolas para que nos defendiéramos si llegaba el caso, porque hubo un momento en el que dudaron en poder responder por nuestras vidas.

  En la canción La danza del sable donde el grupo La Trinca nos cuenta por medio del humor los avatares de unos individuos durante el intento del Golpe de Estado del 23 F, la frase: corre i no pares hasta Perpinyà, la vivió realmente Gabriel Márquez, el tercer contertulio, bautizado como el Tito Márquez por José Luis López Bulla (también llamado cariñosamente el de la previa porque acostumbraba a comenzar así sus parlamentos: -Hay una cuestión previa...), el año que pasaron los dos en la cárcel Modelo. Márquez es hoy miembro del Consejo Nacional de Catalunya, de C.C.O.O. y de la Secretaría de Organización:

   - Ya llevábamos seis años de democracia y teníamos la sede de C.C.O.O. de Cataluña encima de Hipercor, en las plantas 4ª y 5ª, cuando se nos vino encima lo del 23 F. Pasamos veinticuatro horas sin salir del local, recogiendo y llevando los archivos en una furgoneta a un lugar seguro, imprimiendo octavillas para ponernos rápidamente en marcha si aquella locura resultaba. Sí, claro que hubo quien nos llamó suicidas a los que mantuvimos allí el tipo, pero es lo que yo les dije a algunos de ellos: -¿Suicida? Me cago en vuestros muertos, pero ¿qué queréis. ¿Que vuelva a la cárcel, o que a estas alturas vuelva a esconderme con las C.C.O.O en los olivares?».




ENASA, empresa fabricante de camiones y vehículos deportivos de la marca Pegaso
 en Barcelona, durante los años 1946-1990




Factoría La Maquinista Terrestre y Marítima, en Barcelona. En 1967 fue pionera en firmar
 un convenio sindical con Comisiones Obreras, por medio de su directivo Pere Durán Farell

 

 
Cuatro comunista históricos. De iz. Marcelino Camacho, de Soria, Santiago Carrillo,
Cristina Almeida, de Badajoz, y el madrileño Ramón Tamames




Con el altavoz, Marcelino Camacho




A la izquierda, José Luis López Bulla, de Granada, con Justo Domínguez




El sacerdote burgalés Manuel Ruíz Gutiérrez, el Padre Botella

 


El sacerdote secularizado y político, Joan Rigol



El asturiano Santiago Carrillo, a la iz. y el madrileño Julián Ariza




Durante la entrevista de 1988. De iz. a der, Francisco Puerto, 
Gabriel Márquez Tena,
de Alcolea,  Córdoba 
(Tito Márquez),  y el barcelonés Vicente Faus,
uno de los fundadores de las  Asociaciones de Vecinos de Barcelona.  (A.MªF)



           LA CARCEL DE BURGOS

 
  La cárcel de Burgos fué la Universidad en la que aquellos jóvenes inquietos entraron medio analfabetos y de la que por obra de unos compañeros más preparados salieron convertidos en hombres con un conocimiento importante de sus derechos. Allí se juntaron nombres muy conocidos, Marcelino Camacho y Julián Ariza entre otros, agudizando el ingenio para recibir y ocultar toda clase de comunicados y objetos, entre los que cabe destacar una radio enorme con auriculares que consiguieron introducir los catalanes, camuflada en una lata gigante de tomate para la cocina y que a pesar de los frecuentes registros nunca fue descubierta.                             

  Esta información corre el peligro de convertirse en un listín telefónico, si la reportera se deja llevar por la documentación oral que se le proporciona sobre los hombres que recibieron palizas policiales y parapoliciales. Un ejemplo. El tipo de la foto que ilustra el reportaje, dada a conocer en 1976 por Pax Christi, se habría podido tomar infinidad de veces si anteriormente hubieran existido los medios para ello. En ella se veía a Francisco Téllez, de Santa Coloma, mostrando en su desnudez cómo puede quedar un cuerpo después de dos días de apaleamiento intensivo.

  Un antecedente suyo fue Federico Olivé, de la calle Llenguadoc, maqui, sindicalista y comunista, un recio hombretón de un metro ochenta a quien sus propios compañeros detenidos de La Pegaso no reconocieron en aquel guiñapo encogido en un rincón de la celda. Otro fue Antonio Mullor, quien temió por su vida debido a los golpes que recibió, igual que Ángel Badía, los dos de La Pegaso. El nombre de Badía, de la calle Ignasi Iglesias, estuvo a punto de figurar en una placa por su liderazgo en la huelga de 1958, aunque al final se optó por otra en la que quedaran inmortalizados todos los participantes. Destinatarios de las porras y barras que se encontraron, aún en diciembre de 1986, los encerrados en la sede del Sindicato Vertical de Vía Layetana, formando lote con multitud de cartulinas con el nombre y la efigie de Tejero. Incontrolados que presuntamente recibían su control desde el otrora poderoso Sindicato franquista.

        

LAS MUJERES

                                 Las mujeres no figuran apenas en los documentos revisados. Pero sin ellas, sin su capacidad de arranque y lucha, manteniendo la familia al tiempo que sus compañeros entraban y salían de las cárceles y comisarías, no hubiera podido llegarse al punto en el que ahora estamos. Todos recuerdan las Coordinadoras de Cárcel que organizaron para intentar repartir entre todos los detenidos los alimentos que podían conseguir. Años en que no existía el vis-a-vis, en los que la máxima intimidad se producía tras dos rejas con un pasillo en medio y un interlocutor a cada lado entendiéndose a gritos. Francisco Puerto deja viajar su memoria hacia la joven que las mujeres de sus compañeros le presentaron para que a los veinticuatro años no se quedara sin una presencia femenina en su soledad, y la alegría indescriptible que sentía al oír su nombre, llamando para la visita.  -Aquellas conversaciones con Isabel Bonilla no las olvidaré mientras viva-, recuerda Puerto. 

  Mujeres luchadoras que removieron los cimientos buscando a sus compañeros, hermanos, hijos, a esos presos políticos que no existían porque, según les contestaban cuando preguntaban por ellos: - Aquí no hay oposición al régimen del General Franco. Incluso llegaron a entrevistarse con el secretario de Franco y se atrevieron con el Palacio Arzobispal del Doctor Modrego, insistiendo días y días hasta conseguir verlo.

  - Al final, nos arregló la entrevista un portero al que debíamos caer simpáticas, porque nos dijo: - Ánimo, porque si la comida estuviera bajo tierra, éste -el obispo-, ya se habría muerto de hambre por vago.  -esto nos lo cuenta María Olivé, la hermana de Federico Olivé, ya difunto.

  - El obispo no hizo nada por ayudarnos, pero el abad Aureli Escarré, de Montserrat, al que también acudimos, sí que nos proporcionó noticias y se movió por nosotras-, añade Carmen Pastor, la viuda de Antonio Mullor.

  - Nuestros hombres aguantaron de todo por no delatar a los compañeros, desde los cuatro bofetones hasta las torturas. Yo recuerdo una de las veces, cuando había pasado un mes y aún no había conseguido ver a mi marido allá en la Jefatura de la Via Layetana, y cuando al fin apareció por la escalera de caracol que subía desde aquellos sótanos tan siniestros, con aquellos guardias a los que llamaban los hermanos Creix, ¿recordáis cómo les pegaban? y lo vi a mi marido, pobret, agarrándose como podía con las dos manos para subir, encorvado, y cuando levantó la cabeza y me vio... Es como si lo estuviera viendo ahora. Se enderezó y acabó de subir todo tieso y se le alegró la cara llena de ojeras y de golpes, como si aquella situación fuera de lo más normal. Nunca nos contaban las torturas, nos enterábamos por otros. ¿Qué cómo pudimos aguantar tanto dolor? Es que la lucha obrera era su vida. Y nosotras, como los queríamos, los apoyábamos-, se le quiebra la voz a esta vivaracha mujer, María Bernat, la viuda de Ángel Badía.

   En nuestro encuentro ante lo que fue la Factoría Pegaso, estas tres mujeres han rememorado también el tiempo de sus vidas que pasaron viniendo a esta misma puerta a seguir el curso de la Historia. Junto a ellas, en la puerta principal que da entrada por la calle Sagrera al hoy Parque de la Pegaso, el visitante puede leer: 1951-1975. A la memòria de tots els treballadors de Pegaso que van ser capdevanters (adelantados) en la lluita per les llibertats i benestar dels obrers. 8 de novembre del 1986.



20 comentarios:

  1. Muy bueno este recorrido por las peripecias de los activistas sindicales en una época terrible donde todo el mundo era sospechoso de algo mientras no demostrase lo contrario. Aquí, por Madrid, también hubo lo suyo con fanáticos torturadores de renombre, como los de la Brigada Político Social, el agente Roberto Conesa y el experto en la caza de brujas entre los estudiantes, Billy el Niño, de triste y merecida fama.
    Un saludo, Ana María.

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    1. El intento de Golpe de Estado del 23F de 1981 acabó de echar el cierre a una realidad que ya hacía años que estaba cambiando. A partir de ese día, cuando todas las fuerzas de seguridad del Estado se pusieron del lado de la Constitución, aquellas prácticas desaparecieron. Pero siempre se ha de estar atento por si surge algún elemento criminal y, a la primera señal, la ley debe de caerle encima como una losa. Ahora ha sucedido en Francia y las autoridades han hecho lo que debían. Nadie por encima de la ley.

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  2. Un testimonio que gana con el tiempo, y constituye ya parte de la historia.
    Un saludo.

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    1. Ningún lugar quedó a salvo. Por eso, como dijo Marcelino Camacho, es importante que cada sitio ponga por escrito los hechos y a sus protagonistas para que quede memoria. Saludos.

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  3. Impresionante reportaje y muy buena documentación.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias, Amalia. Celebro que te haya interesado.
      Un beso para ti.

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  4. Interesante documento histórico. Lastima que en muchos casos, estemos condenados a repetirlo...y no aprendemos de ello

    Besos

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    1. Es triste pero cierto, Doc. Se diría que existe una rueda cíclica, girando y soltando a estos individuos por diferentes lugares. Saludos

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  5. Unos documentos de valor que bien testimonian aquellos tiempos turbios.
    Un buen domingo.

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    1. Así fue, MariPi. Tiempos turbios y con mucho sufrimiento. Un abrazo.

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  6. Vi la foto en el Museo d'Art de Catalunya y me trajo muchos recuerdos buenos y malos .

    Besos de mi hermana y que sepas que segumos leyendote

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    1. Besos para las dos.
      Fue una buena exposición. Debería hacerse una de cada uno de los colectivos del siglo XX que tanto padecieron.

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  7. Tiempos dificiles de lucha y sacrificio

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  8. Foto impactante y que vale más que mil palabras la primera, Ana María.
    Del color que sea, toda forma de tortura agrede a la humanidad en general. Pienso también en que en pleno 2017 todavía hay mujeres que son lapidadas, ante la indiferencia mundial.

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    1. Dices muy bien “del color que sea”, porque siempre estamos expuestos a que se vulnere la ley.
      El torturador es por sí mismo una raza mundial. Lo sé bien porque he conocido a gentes huyendo de regímenes de todo tipo, pero que tenían el denominador común de saltarse el Estado de Derecho. Eso sí, siempre ”por el bien del pueblo”, un lema que cuando suena es para echarse a correr.

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  9. Los jóvenes que hemos nacido en democracia ignoramos casi todo de aquellos tiempos oscuros y ahora hay quien se atreve a decir que en la Transición todo se hizo a medias, cuando seguimos siendo uno de los ejemplos de transición hacia la democracia desde una dictadura más interesantes y modélicos del mundo. Pero antes de llegar a esa época difícil hubo décadas de oscuridad, de hombres y mujeres que defendieron los ideales que hoy enarbolamos dentro de las cárceles, perdiendo la vida y la dignidad. Gracias a ellos hoy gozamos de libertad.
    Un beso

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    1. Carmen, la Transición fue un episodio magnífico donde tuvimos la gran suerte de que al frente de cada partido político tuvimos a un hombre de Estado, algo inaudito, hombres y mujeres que vieron más allá de sus intereses políticos y trabajaron a fondo empezando por ponerse de acuerdo entre ellos mismos. Y se produjo cuando en todo el mundo se esperaba que a la muerte de Franco nos devorásemos de nuevo en otra Guerra Civil. Hoy nos fallan demasiados líderes, sobran ideólogos y faltan buenos gestores, a ver si de una vez votamos a listas abiertas y nos libramos de tanto inútil sin más currículum que la pertenencia a un Partido. El buen político debe ser un profesional efectivo con buena experiencia en el mundo civil, al que se le pague por anticiparse a los problemas y si es preciso, los resuelva.
      Trayendo esa circunstancia al terreno doméstico, cuando veo a ciertos políticos insultando con mala baba, animando el discurso del odio en lugar de fomentar la concordia para unirse y pactar, siempre pienso en una finca urbana donde un portero, un limpiador y un fontanero, en lugar de hacer el trabajo por el que se les paga se dedicaran a manipular a los vecinos, enfrentándolos. Mientras ellos tintinean el hielo de un güisquy tumbados al sol, sin que sus patronos les pidan cuentas de su trabajo.

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  10. De esta vez no quiero seguir leyendo, ya sólo la imagen que nos muestras pone la piel de gallina.
    Nunca entenderé la tortura.
    Abrazos y cariños.
    kasioles

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    1. Te comprendo, no es algo cómodo ni entendible para la gente de bien. Pero piensa que para sus familias es bueno que los nombres de los suyos, que se sacrificaron por adelantar los derechos democráticos en tiempos muy duros sin recibir ningún reconocimiento, tengan siquiera un pequeño espacio en el sencillo cartel de ésta página. Con todo mi respeto, aquí queda esta mínima muestra, querida Kas.

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